ALTAFULLA: CALIDAD DE TURISMO DE LA COSTA DORADA

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Altafulla es un municipio de la comarca del Tarragonès situado a unos 10 km de la ciudad de Tarragona y muy cerca del parque temático Port Aventura.
La población de Altafulla recibe cada año un gran número de turistas que gozan del sol y de su playa de arena fina, catalogada desde hace nueve años con la bandera azul por la calidad de sus aguas y servicios.

El consistorio altafullense apuesta desde hace ya algunos años por un turismo no masificado. Además en el término municipal también se puede gozar del turismo rural, tan extendido en estos últimos años, y de rutas de senderismo.

Altafulla mantiene una notable actividad cultural entre la que destaca por un lado cada mes de agosto el Festival de Veus de música internacional a capella. Por otra parte, durante el mes de septiembre tiene lugar la llamada Festa de les Cultures, donde las diferentes nacionalidades que conviven en el lugar intercambian las costumbres y productos gastronómicos de sus diferentes países de origen. Y es que en Altafulla reside un alto porcentaje de población foránea, en su mayoría ingleses, alemanes, belgas y holandeses. Gente que visitaron Altafulla durante unas vacaciones de verano y decidieron convertir la localidad en su lugar de retiro.

Altafulla es muy rica en vestigios históricos y ofrece un gran número de encantos para sus visitantes ya que tuvo una gran importancia durante la dominación romana. No obstante sus verdaderos orígenes hay que buscarlos en la Edad Media. En el siglo XI ya aparecía el nombre de Altafulla en referencia a su castillo. El topónimo Altafulla sin embargo no tiene un origen claro. Hay quienes sostienen que procede de la época romana y que significa piedras foliables. Otras versiones opinan que el nombre tiene raíz arabe y quiere decir pieza de tierra.

Altafulla medieval

El castillo de Altafulla ha tenido una importancia clave en su historia. Y es que alrededor de él se aglutinaron los habitantes de la localidad hacia el siglo XII. La construcción pertenece desde el siglo XVII a la familia Montserrat, marqueses de Tamarit, pero ha sido propiedad de varios linajes como los Requesens, que lo conservaron hasta el año 1506, los Castellet y los Corbera.

Del castillo primitivo del siglo XI no queda ningún resto. La edificación actual, que presenta un estado de conservación perfecto, se construyó años más tarde y ha sufrido múltiples reformas desde el siglo XVIII.
Esta población costera conserva elementos de su pasado medieval que se pueden descubrir paseando por las calles y callejuelas de su casco antiguo, conocido con el nombre de Vila Closa. En ella se conservan restos de las murallas, incluidos portales y torres. Son un ejemplo la torre de la Casa Gatell y los portales de la Placeta y de la plaza del Pou, presidida por el edificio donde se alza el ayuntamiento.

Altafulla marítima

Altafulla vivió un período de crecimiento económico y demográfico en el XVIII, gracias al aumento del transporte marítimo y al comercio del vino. De esta época, en tiempos de la Marquesa Baltasara, nació el conjunto de casas conocido con de nombre de las Botigues del Mar, situadas en el Paseo del mismo nombre, que eran almacenes donde los comerciantes y pescadores guardaban sus enseres y productos.

Siglos más tarde, a principios del XX, estos almacenes fueron habilitados como viviendas. La Casa de lArc (siglo XVIII), que se alza sobre un arco, se encuentra en esta zona, entre la Roca del Gaià y el Cap Gros.